Metilación del ADN
El proceso de metilación del ADN se trata de la adición de grupos metilo a ciertas bases, en concreto a la citosina, lo que tiene un impacto significativo en la regulación génica. Esta modificación altera la interacción del ADN con proteínas clave, como la ARN polimerasa y los factores de transcripción, lo que resulta en la inhibición o silenciamiento de la expresión génica.
Las regiones del ADN ricas en citosinas y guaninas, principalmente las regiones promotoras (islas CpG), son especialmente susceptibles a la metilación, una vez que son reconocidas por metilasas, las proteínas responsables del proceso de metilación).
Los patrones específicos de metilación son esenciales para regular la actividad génica y pueden mantener ciertos genes silenciados de manera permanente en diferentes tipos celulares. Cambios en los patrones de metilación pueden asociarse con enfermedades y algunos de ellos pueden transmitirse a la descendencia, lo que sugiere un papel en la herencia. Sin embargo, esta idea está en debate y requiere más investigación.
A pesar de que la metilación modifica el ADN, no altera su secuencia, sino que dificulta su lectura. Sin embargo, la actividad de enzimas desmetilasas puede revertir esta modificación, preservando la integridad de la secuencia del ADN.
La metilación del ADN es un mecanismo epigenético fundamental que influye en la transmisión de información genética al silenciar genes específicos. A menudo, se combina con otros mecanismos, como la remodelación de la cromatina mediada por histonas, para regular la actividad génica de manera precisa y coordinada.